Existen cientos de campañas de sensibilización para diferentes tipos de población; campañas de sensibilización en derechos humanos, campañas de sensibilización por los derechos de los niños y las necesidades de las personas menos afortunadas, campañas de sensibilización en el cuidado y respeto por los animales, otras para combatir el hambre de tantas personas en países con dificultades, campañas de sensibilización para ayudar a personas con discapacidad o soldados heridos en guerra y para los que trabajamos en este campo, diversas campañas de sensibilización para proteger el Medio Ambiente, pero la verdad, es que somos seres humanos con defectos, cualidades, intereses y desintereses, no todos nos sensibilizamos con todo lo que pasa a nuestro alrededor y desafortunadamente no podemos negar que la forma más eficaz para ayudar es muchas veces el interés por conseguir algo a cambio. Vivimos en una sociedad donde rige un distorsionado trueque donde abundan preguntas como: “y si lo hago, que obtengo a cambio?”, lo afortunado de esta conducta es que FUNCIONA! Y cuando funciona se ven beneficiados muchos de estos seres que lo necesitan, ojala funcionara por voluntad y convicción pero esa no es la realidad en todos los casos, así que es ahí donde las estrategias de mercadeo sacan sus mejores armas para conseguir una respuesta positiva por parte de los consumidores y si esta estrategia de la que hablaremos fuera adoptada por los gobiernos de todos los países, los avances en materia de disminución de contaminación alrededor del mundo serian gigantescos.
En Australia en
2010, fue adoptada una innovadora y muy creativa solución de educación
ambiental para sus habitantes. Se trata de ENVIROBANK, una máquina expendedora inversa
que obsequia boletos, bonos, premios y algunas otras sorpresas a cambio de
introducir envases de bebidas de material reciclable como latas de aluminio y
botellas de plástico. En este proyecto todos ganan, pues trabajan de la mano
con clientes que ven un incremento en su número de consumidores; por un lado,
los centros comerciales atraen más visitantes, la imagen de los anunciantes que
obsequian regalos tiene un lugar visible en la maquina y por otro lado, las compañías
de bebidas tienen un reporte más certero sobre las estadísticas de reutilización
de sus envases; los consumidores a su
vez ganan una recompensa, y el Planeta por supuesto es el más aliviado.
Estos
contenedores están ubicados a lo largo del país en eventos, universidades,
colegios, centros comerciales y almacenes de cadena y su mercado sigue en
crecimiento.
La maquina
detecta con un lector de código de barras el elemento introducido para
asegurarse de que sea un elemento adecuado por lo que es importante no deteriorar
las etiquetas; los puntos se acumulan de acuerdo al peso y las personas deben
registrarse en su página web para que a vuelta de correo reciban una tarjeta
personal donde acumulen puntos que posteriormente puedan ser cambiados por los
regalos en las maquinas expendedoras.
Esta idea se
implementó hace muchos años en países como Estados Unidos y gran parte de
Europa como Finlandia, Suecia, Dinamarca, Holanda, República Checa y Alemania (con su método
Pfand), donde se devuelve dinero por el envase o como en el metro de Pekín donde
la tarjeta de metro es cargada con algo de dinero. La innovación de Envirobank está
en que la recompensa tiene mucha más variedad en cuanto a los beneficios que se
obtienen, es la misma idea pero mejorada.
En Colombia se
intentó implementar este método por una empresa llamada “Proyecto Mariposa”, donde se ubicó en programa piloto una máquina
en un supermercado de cadena de la capital, que por cada envase regalaba 30
pesos de descuento por compras en ese supermercado…. A ver…. 30 pesos? Y que se
supone que puede hacer una persona con 30 pesos? Evidentemente para una persona
del común es preferible arrojar una botella de gaseosa a la caneca que tener
que hacer un fila eterna en el supermercado por 30 pesos; el problema en este país
es que nadie está dispuesto a arriesgar demasiado por una causa que en teoría no
le produzca mayores beneficios (me refiero a supermercados y patrocinadores),
seguramente si hubiesen ofrecido mejores incentivos, el resultado habría sido
mejor; no estoy segura de qué pasó con ese proyecto pues no se encuentra mucha información
al respecto pero dichas máquinas no las he visto aún en Colombia, ojala sigan
adelante con el proyecto y se den grandes resultados.
Sería fantástico poder
contar con esta idea en funcionamiento en toda Latinoamérica donde la cultura
del reciclaje es aún muy pobre, nos urgen medidas inmediatas que ayuden a
cambiar nuestra percepción acerca de la preocupante situación por la que está pasando
el Planeta y por el que no hacemos lo suficiente, estamos en deuda y la Madre
Naturaleza nos necesita.
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